La educación para la salud como proceso educativo es considerada como un fenómeno pedagógico que implica la existencia de un proceso de enseñanza-aprendizaje, ya que, la enseñanza son las actividades que buscan desarrollar las facultades individuales para conseguir los objetivos de la acción de capacitación, y el aprendizaje es el proceso que se construye en función de las experiencias personales y que cuando es significativo, produce un cambio duradero en la forma de actuar, pensar y sentir de las personas. En relación a esto, la OMS en 1986 define La Educación para la Salud de la siguiente manera:
Es un instrumento que posibilita la promoción de la salud, al comprender las oportunidades de aprendizaje creadas conscientemente y que suponen una forma de comunicación destinada a mejorar la alfabetización sanitaria, incluyendo la mejora del conocimiento de la población en relación con la salud y el desarrollo de habilidades personales que conduzcan a la salud individual y de la comunidad.
Por otra parte, Biocca, S. (1988) menciona que la Educación para la Salud es una especialización que pretende aplicar principios educativos para promover cambios de conducta en individuo o comunidad. Por lo tanto, la educación para la salud se pude definir como un proceso de enseñanza-aprendizaje la cual imparte los conocimientos necesarios para informar, motivar y ayudar a la población a adoptar y mantener prácticas y estilos de vida saludables que favorezcan el bienestar y el desarrollo personal, familiar y de la comunidad.
Cabe mencionar, que esta materia es uno de los pilares fundamentales de la Salud Pública, puesto que su finalidad es lograr una conducta que mejore las condiciones de vida y salud de individuos y colectividad; además, es una parte de las estrategias de desarrollo de salud basada en estilos de vida saludables, que se representan en la conducta de los individuos en la utilización de conceptos y procedimientos saludables y hábitos, valores y normas de vida que generen actitudes favorables para la salud.
No obstante, la metodología de esta materia supone la utilización del espacio, el tiempo, los recursos humanos y materiales, así como las relaciones de comunicación, de forma que se pongan en marcha estrategias educativas en los diversos ámbitos de actuación y relación entre los profesionales y los usuarios de los centros de salud, puesto que, la educación para la salud puede ser una gran herramienta de la salud pública, de la cual se puede facilitar cambios, crear corriente de opinión, establecer canales de comunicación y capacitar a individuos y a colectividades para su autorresponsabilización e implicación, hacerles activos y participantes en el rediseño individual, ambiental y organizacional con acciones globalizadoras.
Asimismo, la educación para la salud ha tenido en estos últimos años un desarrollo importante, no sólo por parte de Organizaciones e Instituciones Sanitarias, Educativas, entre otros; sino que también en las propias comunidades y los individuos que las componen, donde han tenido un papel preponderante en su impulso en enseñar a la población como cuidar su salud.
Por otra parte, la Conferencia Internacional sobre Atención Primaria de Salud, organizada conjuntamente por la UNICEF y la OMS en Alma-Ata, en 1978, declaró que “el pueblo tiene al derecho y el deber de participar individual y colectivamente en la planificación y aplicación de su atención de salud” y que “la educación sobre los principales problemas de salud y sobre los métodos de prevención y lucha correspondientes era la primera de las ocho actividades consideradas fundamentales en atención primaria de salud”. Es esta perspectiva la que fuerza a aplicar un nuevo enfoque a la educación sanitaria, por lo que la educación para la salud forma parte de la actividad de los profesionales del sector sanitario, así como también dentro de la actividad diaria de las personas de forma natural.
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