Si se considera que todo lo que debe hacer una célula para mantener la homeostasis y crecer, puede que sea más fácil entender las razones de su pequeño tamaño, puesto que una célula debe tomar nutrientes y otros materiales y deshacerse de sus propios productos de desecho generados en las reacciones metabólicas. Por otra parte, todo lo que entra o sale de una célula debe pasar a través de su membrana plasmática, la cual contiene “bombas” y canales especializados con “puertas” que regulan selectivamente el paso de materiales hacia dentro o hacia fuera de la célula.
Asimismo, la membrana plasmática debe ser suficientemente grande con respecto al volumen de la célula para contenerla y cumplir con las demandas de regulación del paso de material, por lo que, un factor crítico para determinar el tamaño de una célula es la relación entre su área superficial (la membrana plasmática) y su volumen. Conforme una célula se hace más grande, su volumen aumenta con mayor rapidez que el área superficial (su membrana plasmática), lo que efectivamente pone un límite superior al tamaño de la célula. Arriba de un tamaño crítico, las numerosas moléculas necesarias para la célula no se podrían transportar hasta su interior lo suficientemente rápido para satisfacer sus requerimientos, además, la célula no sería capaz de regular la concentración de diversos iones ni exportar eficazmente sus residuos.
Es por ello, que ciertamente no todas las células son esféricas o de forma cúbica, porque debido a su forma, algunas células muy grandes presentan una relación entre el área superficial y el volumen relativamente favorable. De hecho, algunas variaciones en la forma celular representan una estrategia para aumentar la relación entre área superficial y volumen. Por ejemplo, muchas células vegetales grandes son largas y delgadas, lo que aumenta la relación área superficial-volumen, mientras que algunas células, como las epiteliales que recubren el intestino delgado, son plegamientos de la membrana plasmática en forma de dedos (digitiformes), llamadas microvellosidades, que aumentan significativamente el área superficial para absorber nutrientes y otros materiales.
Otra razón que justifica el reducido tamaño de las células es que, una vez dentro, las moléculas deben ser transportadas hasta diferentes compartimentos donde se transforman, puesto que las células son pequeñas, las distancias que recorren las moléculas dentro de ellas son relativamente cortas, lo que acelera muchas actividades celulares; es por esto, que el tamaño y la forma de las células se adaptan a las funciones particulares que realizan. Algunas células, como las amebas y los leucocitos, cambian de forma cuando se mueven, los espermatozoides son células con largas colas, semejantes a látigos, llamadas flagelos, para la locomoción, las células nerviosas presentan largas y delgadas prolongaciones, que les permiten transmitir mensajes a grandes distancias.
En relación a lo expuesto anteriormente, en el cuerpo humano estas prolongaciones pueden llegar a medir ¡hasta 1 m! ya que ciertas células epiteliales son casi rectangulares y se apilan como ladrillos o bloques de construcción para formar tejidos laminares. (El tejido epitelial cubre la superficie del cuerpo y el interior de las cavidades).
Material Extraído de: Solomon, E., Berg, L., y Martin, D. (2013). Biología 9na Edición. Cengage Learning Editores, S.A. de C.V.: México
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