En el ser humano uno de los receptores que perciben las sustancias químicas del medio externo son los epitelios olfatorios, situados en la parte alta de la cavidad nasal. Las sustancias químicas pueden actuar como estímulos y provocar respuestas en el organismo; estos estímulos son captados por órganos específicos que generan señales nerviosas las cuales son conducidas hasta los centros nerviosos en donde son transformadas en sensaciones. Unos de los quimiorreceptores del ser humano son las fosas nasales, que es el órgano del sentido del olfato.
Es por ello, que el sentido del olfato permite el reconocimiento de los olores y reside en la nariz, más exactamente en la mucosa que tapiza el techo de las fosas nasales. Se cree que los seres humanos pueden reconocer aproximadamente 10.000 olores diferentes, y es posible gracias a que la nariz contiene entre 10 y 100 millones de receptores para el sentido del olfato u olfacción, localizados en una superficie llamada epitelio olfatorio.
Estructuras
1) Epitelio Olfatorio: Es un tipo de tejido epitelial especializado de tipo columnar pseudoestratificado, que cuenta con un área total de 5 cm2, el cual, ocupa la región superior de la cavidad nasal, cubre la superficie inferior de la lámina cribosa del etmoides y se extiende sobre la parte superior de los cornetes nasales. Además, está constituido por tres tipos de células:
a) Receptores Olfatorios: Son las neuronas de primer orden en la vía olfatoria, cada uno de ellos es una neurona bipolar, con una dendrita expuesta en forma de protuberancia y un axón que se proyecta a través de la lámina cribosa y termina en el bulbo olfatorio. Los sitios en los que se produce la transducción olfativa son los cilios olfatorios, que se proyectan desde las dendritas. Las sustancias químicas que tienen olor y pueden, por lo tanto, estimular los cilios olfatorios, son llamadas odorantes. Por lo tanto, los receptores olfatorios responden a los estímulos químicos de una molécula odorante, produciendo un potencial generador e inician así la respuesta olfatoria.
b) Células de Sostén: Son células epiteliales cilíndricas de la mucosa que reviste a la cavidad nasal, estas proporcionan soporte físico, nutrición y estimulación eléctrica a los receptores olfatorios y también ayudan a detoxificar las sustancias químicas que se ponen en contacto con el epitelio olfatorio.
c) Células Basales: Son células madre, localizadas en la base de las células de sostén, están en división celular constante para producir nuevos receptores olfatorios, que sólo sobreviven aproximadamente un mes antes de ser remplazados. Este proceso es importante, si se tiene en cuenta que los receptores olfatorios son neuronas y, como se mencionó, las neuronas maduras no suelen ser remplazadas.
Asimismo, dentro del tejido conectivo de sostén del epitelio olfatorio se encuentran las glándulas olfatorias (glándulas de Bowman), las cuales producen moco que se desplaza hasta la superficie del epitelio a través del conducto. Esta secreción humedece la superficie del epitelio olfatorio y disuelve los odorantes de forma que pueda producirse la transducción. En este sentido, tanto las células de sostén del epitelio nasal como las glándulas olfatorias están inervadas por ramas del nervio facial (VII par), que puede ser estimulado por ciertas sustancias químicas.
Por otra parte, los impulsos en estos nervios estimulan a su vez las glándulas lagrimales en los ojos y de las glándulas mucosas nasales; por lo que, el resultado de inhalar sustancias como la pimienta o vapores de amoníaco de uso domiciliario es la afección de lágrimas y congestión nasal.
2) Lámina Cribosa: Es una porción del hueso etmoides situada en la región anterior de la base del cráneo a ambos lados de la apófisis ósea conocida como crista galli. Debe su nombre a que está perforada por numerosos orificios a través de los cuales pasan al interior del cráneo los nervios olfatorios procedentes de las fosas nasales que se dirigen al bulbo olfatorio en el cerebro. Asimismo, forma junto a la porción orbitaria del hueso frontal y el hueso esfenoides el suelo de la fosa anterior de la base del cráneo.
3) Bulbo Olfatorio: Masa de sustancia gris que contiene los cuerpos celulares de las neuronas que establecen sinapsis con las neuronas del nervio olfatorio (I), ubicadas debajo del lóbulo frontal del cerebro a cada lado de la apófisis crista galli del hueso etmoides. Asimismo, es una región del sistema nervioso central que procesa la información procedente del epitelio olfatorio, que es la parte anatómica capaz de detectar los olores. Por otra parte, este trata y codifica la información y la dirige a estructuras superiores del cerebro; y sus neuronas principales son las células mitrales; éstas reciben la información de las neuronas olfativas, la integran y la envían a través de sus axones a otras regiones cerebrales. Se puede decir, que su estructura es aplanada de 9 por 4 milímetros y que está compuesta por pequeñas masas nerviosas alargadas que descansan sobre la lámina cribosa del etmoides y se encuentra en la parte inferior del encéfalo.
4) Nervio Olfativo u Olfatorio: Es el primero y más corto de los pares craneales. Se origina en las células bipolares localizadas en el epitelio olfatorio que recubre la mayor parte del cornete superior y la pared opuesta al tabique en las fosas nasales, y es el encargado de transmitir el impulso nervioso hacia el cerebro, para que este elabore una respuesta al estímulo olfativo. Cabe destacar, que este nervio tiene la característica de que a diferencia de las otras estructuras nerviosas, es que este pasa directamente a la corteza olfatoria en el lóbulo temporal del cerebro.
Higiene del Olfato
- Debemos ser moderados en el consumo de sustancias irritantes puesto que pueden afectar la sensibilidad de la mucosa olfativa.
- No hurgarse las fosas nasales con los dedos u objetos punzantes para prevenir lesiones graves.
- Evitar oler sustancias químicas desconocidas.
- Limpiarse la nariz con pañuelo limpio.
- No someter a olores muy fuertes.
- No hay que soplar nunca por los dos orificios a la vez, ni bruscamente, pues de esa forma el aire se precipita en la trompa de Eustaquio y arrastra las mucosidades al oído medio, lo cual puede ser origen de una otitis.
- Sonarse regularmente; pero no fuertemente ni a menudo porque congestiona la mucosa y las cavidades corren peligro de inflamarse.
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