Es el reemplazo continuo del tejido óseo precedente por nuevo tejido óseo. Supone dos procesos que son:
1) Resorción Ósea: Es aquella que conlleva a la destrucción de la matriz osteoide a través de la eliminación osteoclástica de minerales y fibras colágenas del hueso. Siguiendo este orden de idea, durante este proceso un osteoclasto se fija firmemente al endostio o periostio de la superficie ósea y forma un sello hermético en los márgenes de su borde dentado y libera enzimas lisosómicas proteolíticas y diversos ácidos en el saco cerrado.
En relación a lo mencionado anteriormente, las enzimas digieren las fibras colágenas y demás sustancias orgánicas, mientras que los ácidos disuelven los minerales óseos. En conjunto, un grupo de osteoclastos labran un pequeño túnel en el hueso precedente. Y las proteínas óseas degradadas y los minerales de la matriz osteoide (principalmente, calcio y fósforo) son endocitados por un osteoclasto, al cual atraviesan contenidos en vesículas para ser liberados por exocitosis en el lado opuesto al borde dentado.
En el líquido intersticial, los productos de la resorción ósea difunden dentro de los capilares sanguíneos regionales y una vez reabsorbida una pequeña superficie ósea, los osteoclastos abandonan el área a la que ingresan los osteoblastos para reconstruir el hueso.
2) Depósito Óseo: Es aquel que implica la formación de la matriz osteoide, es decir, el agregado osteoblástico de minerales y fibras colágenas al hueso.
En todo momento, el 5% del total de masa ósea del organismo está en proceso de remodelación; no obstante, el índice de renovación del tejido óseo compacto es de alrededor del 4% anual, mientras que el del hueso esponjoso es de alrededor del 20% anual; por otra parte, los índices de remodelación difieren, según la región anatómica de que se trate. En este sentido, el extremo distal del fémur se remplaza cada 4 meses aproximadamente, por el contrario, el hueso de ciertas regiones de la diáfisis femoral nunca se remplaza completamente; sin embargo, aun cuando los huesos han adquirido la forma y el tamaño adultos, estos se destruye continuamente y en su lugar se forma hueso nuevo.
Es de acotar, que mediante el proceso de remodelación, también se elimina hueso dañado, que es remplazado por hueso nuevo; asimismo, la remodelación puede ser desencadenada por factores tales como la actividad física, el sedentarismo y los cambios en la alimentación, por lo que dicha remodelación se asocia con diversos beneficios, dado que la resistencia del hueso está relacionada con el grado en el que es tensionado, si el hueso recién formado es sometido a cargas pesadas, se engrosará y, por lo tanto, será más fuerte que el hueso precedente. Además, la forma del hueso puede verse alterada por la carga soportada según los patrones de tensión que se experimentan durante el proceso de remodelación y finalmente, el hueso nuevo es más resistente a las fracturas que el hueso precedente.
Homeostasis del Ca2+
El hueso es un gran reservorio orgánico de calcio (Ca2+); almacena el 99% del total de calcio corporal. Una de las formas de mantener la calcemia (nivel de calcio circulante) consiste en controlar, por un lado, los índices de resorción ósea de calcio que pasa a la circulación y, por el otro, el depósito de calcio circulante en el hueso. Tanto la función de las neuronas como la de las células musculares dependen de que los niveles de Ca2+ en el líquido extracelular sean estables. La coagulación sanguínea también requiere Ca2+ como cofactor (sustancia requerida para que se produzca una reacción enzimática).
Por tal motivo, el nivel plasmático del Ca2+ se mantiene en un intervalo estricto que se regula entre 9 y 11 mg/100ml, Si hay una variación de dicha concentración puede ser porque: Si la concentración aumenta el corazón se puede detener (paro cardiaco) y Si la concentración baja la respiración puede detenerse (paro respiratorio). Es por esto, que el papel del hueso en el metabolismo del calcio es el de actuar como un regulador de los niveles sanguíneos de este ion, liberando el mineral a la circulación (mediante la acción de los osteoclastos) cuando los niveles disminuyen, y absorbiéndolo (por medio de la acción de los osteoblastos) cuando los niveles se elevan.
En este sentido, el intercambio de Ca2+ se regula por acción hormonal. Cuando la calcemia disminuye, los receptores de la glándula paratiroidea lo detectan y aumentan la producción del Adenosina Monofosfato cíclico (AMP cíclico) el cual acelera la síntesis de la hormona paratiroidea o parathormona (PTH) para liberarla al torrente sanguíneo, ocasionando un aumento en la actividad de los osteoclastos lo que incrementa la resorción ósea. No obstante, la PTH actúa también sobre los riñones para disminuir la perdida de Ca2+ con la orina y aumentarlo en la sangre; además, estimula la formación del Calcitriol (forma activa de la vitamina D), que promueve la absorción de Ca2+ alimentario y pasarlo a la sangre en el tracto gastrointestinal. Cabe resaltar, que ambos procesos contribuyen a elevar la calcemia en la sangre.
Por otra parte, cuando los niveles de calcio suben más de lo debido en la sangre, el hipotálamo lo detecta y produce la Hormona Liberadora de Tirotropina para que llegue a las células tirotrópicas de la hipófisis para que esta libere la Hormona Tiroestimulante que llegan a las células parafoliculares de la tiroides para secretar la Calcitonina (CT) al torrente sanguíneo para que inhiban la acción de los osteoclastos, y estimula el depósito de Ca2+ en los huesos promoviendo su formación y los niveles de la calcemia baja.
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