Si bien los huesos forman el sistema de palanca y el armazón o esqueleto, no pueden mover por sí solos las partes del cuerpo. El movimiento se debe a la contracción y relajación alternantes de los músculos, que representan hasta el 40-50% del peso corporal de un adulto (lo que depende del porcentaje de grasa corporal, el sexo y el esquema de ejercicio). La fuerza muscular representa la función primaria del músculo: la transformación de energía química en energía mecánica para generar fuerza, realizar trabajo y producir movimiento. Además, los tejidos musculares estabilizan la postura, regulan el volumen de los órganos, generan calor e impulsan líquidos y materia alimenticia a través de diversos aparatos y sistemas corporales. El estudio científico de los músculos se conoce como miología.
Funciones
Mediante la contracción sostenida –o la contracción y relajación alternantes– el tejido muscular cumple cuatro funciones clave: Producción de movimientos corporales, Estabilizaciones de posiciones corporales, Almacenar y movilizar sustancias dentro del cuerpo, y Generación de Calor (termogénesis).
Propiedades
El tejido muscular tiene cuatro propiedades especiales que le permiten funcionar y contribuir a la homeostasis, las cuales son: Excitabilidad eléctrica, Contractibilidad, Extensibilidad y Elasticidad.
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