Son dos órganos en forma de habichuelas, de color rojo oscuro el cual están situados en la región posterior y superior del abdomen, por encima de la cintura entre la última vértebra torácica y la tercera vértebra lumbar, donde están protegidos en forma parcial por la undécima y duodécima costilla; cabe destacar, que el riñón derecho se encuentra más abajo que el izquierdo, debido a la presión del hígado. No obstante, un riñón típico de un adulto mide entre 10 y 12 cm de longitud, entre 5 y 7 cm de ancho y 3 cm de espesor; y pesa entre 135 y 150 g.
Asimismo, externamente el riñón en su parte media tiene una superficie cóncava llamada hilio renal, a través del cual emerge los vasos sanguíneos (arterias y venas), vasos linfáticos y nervios. En el hilio se encuentra una cavidad o saco colector de nombre pelvis renal, del cual salen los uréteres. Además, cada riñón está cubierto por tres capas de tejido:
a) La capa más profunda o cápsula renal: Es una lámina lisa y transparente de tejido conectivo denso irregular, que se continúa con la capa externa del uréter. Esta lámina sirve como barrera contra los traumatismos y ayuda a mantener la forma del órgano.
b) La capa intermedia o cápsula adiposa: Es una masa de tejido adiposo que rodea la cápsula renal. También protege al riñón de los traumatismos y lo sostiene con firmeza en su sitio, dentro de la cavidad abdominal.
c) La capa superficial o fascia renal: Es otra capa delgada de tejido conectivo denso irregular que fija el riñón a las estructuras que lo rodean y a la pared abdominal.
En este sentido, en su parte superior apoyadas en ellos, se alojan unas pequeñas glándulas que forman parte del sistema endocrino. Estas son las glándulas suprarrenales, cuya función es independiente a la renal y están enfocadas a la producción hormonal de corticoides, adrenalina y noradrenalina.
Por otra parte, un corte frontal del riñón muestra dos regiones distintas: un área superficial, de color rojo claro, llamada Corteza Renal (corteza = cubierta) y una región profunda, de color pardo rojizo, denominada Médula Renal (médula = porción interna), la cual está compuesta por entre 8 y 18 pirámides renales de forma cónica. La base (extremo más ancho) de cada pirámide se dirige hacia la corteza renal y su vértice (extremo más angosto), llamada papila renal, se orienta hacia el hilio; cada papila tiene varios poros, las aberturas de los Conductos Colectores. Túbulo Colector o Renal, conecta con el sistema de túbulos colectores que vierten la orina en la pelvis renal. El sistema tubular renal es el encargado de reabsorber todas las sustancias útiles que filtraron a nivel glomerular, tales como iones de sodio y potasio, glucosa, aminoácidos y agua, así como de excretar algunas otras nocivas tales como el ácido úrico.
La corteza renal es el área de textura lisa que se extiende desde la cápsula hasta las bases de las pirámides renales y hacia los espacios entre ellas. Se divide en una zona cortical externa y una zona yuxtamedular interna. Estas porciones de la corteza renal que se extienden entre las pirámides renales se denominan columnas renales. Cabe resaltar, que contiene los corpúsculos y los túbulos renales, excepto las partes del asa de Henle que descienden a la médula renal. También contiene vasos sanguíneos y conductos colectores corticales. No obstante, en la corteza renal es la parte del riñón donde se produce la ultrafiltración. La eritropoyetina se produce en la corteza renal. Un lóbulo renal consta de una pirámide renal, la región suprayacente de la corteza y la mitad de cada columna renal adyacente.
Juntas, la corteza y las pirámides renales de la médula constituyen el Parénquima o porción funcional del riñón. Dentro de este se encuentran las unidades funcionales del riñón, alrededor de 1 millón de estructuras microscópicas, las Nefronas. El filtrado que se forma en las nefronas drena en conductos papilares grandes, que se extienden a través de las Papilas Renales, que es el receptor donde se descarga la orina, la cual está situada en el vértice de la pirámide medular. Los conductos papilares desembocan en estructuras en forma de copa llamadas Cálices Renales que son las cámaras del riñón por donde pasa la orina, las cuales se subdividen en: cálices menores, que son estructuras de forma acampanada situados en la base de cada papila renal, rodean el ápice de las pirámides renales, y cálices mayores, donde dos o tres cálices menores convergen para formar un cáliz mayor, a través del cual fluye la orina. El peristaltismo del músculo liso que se origina en las células marcapasos de las paredes de los cálices impulsa el líquido hacia la pelvis renal y los uréteres hasta la vejiga. Cada riñón tiene entre 8 y 18 cálices menores y 2 o 3 cálices mayores.
Una vez que ingresa el filtrado en los cálices se convierte en orina porque no experimenta más reabsorción, puesto que el epitelio simple de la nefrona y los conductos se convierte en el epitelio de transición de los cálices. A partir de los cálices mayores, la orina drena en una cavidad más grande denominada Pelvis Renal que es una cámara en forma de embudo.
Funciones
Los riñones realizan el trabajo principal de la actividad del aparato urinario. Las otras regiones son, sobre todo, vías de paso y órganos de almacenamiento. Las funciones de los riñones son las siguientes:
1. Regulación de la composición iónica de la sangre: Los riñones ayudan a regular los niveles plasmáticos de diversos iones, en especial sodio (Na+), potasio (K+), calcio (Ca2+), cloruro (Cl–) y fosfato (HPO4 2–).
2. Regulación del pH sanguíneo: Los riñones excretan una cantidad variable de iones hidrógeno (H+) hacia la orina y conservan los iones bicarbonato (HCO3–), que son importantes para amortiguar los H+ de la sangre. Estas dos funciones contribuyen a mantener el pH sanguíneo.
3. Regulación de la volemia: Los riñones regulan el volumen total de sangre a través de la conservación o la eliminación de agua en la orina. El aumento de la volemia incrementa la tensión arterial y un descenso de ésta disminuye la tensión arterial.
4. Regulación de la tensión arterial: Los riñones también intervienen en la regulación de la tensión arterial, mediante la secreción de la enzima renina, que activa el sistema renina-angiotensina-aldosterona. El aumento de la renina eleva la tensión arterial.
5. Mantenimiento de la osmolaridad de la sangre: A través de la regulación de la pérdida de agua y, por otro sistema, de la pérdida de solutos en la orina, los riñones mantienen la osmolaridad sanguínea relativamente constante alrededor de 300 miliosmoles por litro (mOsm/L). Cabe resaltar, que la osmolaridad de una solución indica el número total de partículas disueltas por litro de solución. Las partículas pueden ser moléculas, iones o una mezcla de ambos. Para calcular la osmolaridad, se multiplica la molaridad por el número de partículas por molécula ya disuelta.
6. Producción de hormonas: Los riñones producen dos hormonas: el calcitriol, la forma activa de la vitamina D, que ayuda a regular la homeostasis del calcio, y la eritropoyetina estimula la producción de eritrocitos.
7. Regulación de la glucemia: Al igual que el hígado, los riñones pueden utilizar el aminoácido glutamina para la gluconeogénesis, que es la síntesis de nuevas moléculas de glucosa, y luego liberar glucosa hacia la sangre para mantener una glucemia normal.
8. Excreción de desechos y sustancias extrañas: Mediante la formación de la orina, los riñones contribuyen a la excreción de desechos, o sea sustancias que no cumplen una función útil en el cuerpo. Algunos de los desechos excretados con la orina son el producto de reacciones metabólicas, como el amoníaco y la urea, que se forman luego de la diseminación de los aminoácidos, la bilirrubina procedente del catabolismo de la hemoglobina, la creatinina de la degradación de la creatina fosfato en las fibras musculares y el ácido úrico del catabolismo de los ácidos nucleicos. Otros residuos que se excretan con la orina son sustancias extrañas incorporadas con los alimentos, como fármacos y toxinas ambientales.
Irrigación
Como los riñones eliminan desechos de la sangre y regulan su volumen y su composición iónica, no parece sorprendente que reciban una abundante vascularización. Aunque dichos órganos constituyen menos del 0,5% de la masa corporal total, reciben entre el 20 y el 25% del gasto cardíaco en reposo, a través de las arterias renales derecha e izquierda. En los adultos, el flujo sanguíneo renal, que es el flujo de sangre que atraviesa ambos riñones, es de alrededor de 1200 mL por minuto. Dentro del riñón, la arteria renal se divide en arterias segmentarias que irrigan diferentes segmentos (áreas) del riñón. Cada arteria segmentaria da origen a diversas ramas que ingresan en el parénquima y atraviesan las columnas entre las pirámides renales como arterias interlobulares. En las bases de las pirámides renales, las arterias interlobulares adoptan una trayectoria tortuosa entre la médula renal y la corteza, donde se denominan arterias arcuatas. Las divisiones de las arterias arqueadas originan una serie de arterias interlobulillares, que reciben este nombre porque transcurren entre los lobulillos renales. Las arterias interlobulillares ingresan en la corteza renal y emiten las ramas conocidas como arteriolas aferentes.
Cada nefrona recibe una arteriola aferente, que se divide en una red capilar profusa en forma de ovillo denominada glomérulo. Los capilares glomerulares luego se reúnen para formar la arteriola eferente, que transporta sangre fuera del glomérulo. Los capilares glomerulares son únicos entre los capilares del cuerpo porque están situados entre dos arteriolas, en lugar de interponerse entre una arteriola y una vénula. Como son redes capilares y también desempeñan una función importante en la formación de orina, los glomérulos se consideran parte, tanto del aparato cardiovascular como del aparato urinario.
Las arteriolas eferentes se ramifican para formar los capilares peritubulares que rodean las porciones tubulares de la nefrona en la corteza renal. A partir de algunas arteriolas eferentes surgen capilares largos en forma de lazos: los vasos rectos que irrigan las porciones tubulares de las nefronas en la médula renal. Luego, los capilares peritubulares se reúnen para formar las vénulas peritubulares y más tarde las venas interlobulillares, que también reciben sangre de los vasos rectos. A continuación, la sangre drena a través de las venas arcuatas en las venas interlobulillares que transcurren entre las pirámides renales. La sangre abandona el riñón a través de una única vena renal que sale por el hilio y desemboca en la vena cava inferior.
Trayectoria del flujo sanguíneo |
Inervación
Muchos nervios renales se originan en el ganglio renal y pasan a través del plexo renal hacia los riñones, junto con las arterias. Los nervios renales pertenecen a la división simpática del sistema nervioso autónomo y en su mayor parte son nervios vasomotores que regulan el flujo sanguíneo a través del riñón, lo que provoca vasoconstricción o vasodilatación de las arteriolas renales.
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