Es una sucesión de sacos y conductos dentro del laberinto óseo con la misma forma de éste. Asimismo, dentro de este se encuentra el espacio endolinfático, que está revestido por epitelio y contiene la endolinfa, cuya composición iónica corresponde a la del interior celular; cuyo nivel de iones de potasio (K+) es anormalmente alto para un líquido extracelular y desempeña una función importante en la generación de las señales auditivas.
En este sentido, el espacio endolinfático del órgano auditivo y del equilibrio se comunican entre sí por el conducto de reuniens, que es aquel que conecta la parte inferior del sáculo al conducto coclear cerca de su extremidad vestibular. Además, el conducto utriculosacular también llamado ductus utriculosaccularis, es un pequeño conducto que sirve de unión entre el utrículo y el sáculo. Seguidamente, se encuentra el conducto endolinfático, una estructura anatómica de forma tubular alarga y delgada que se encuentra situada en el oído interno, el cual parte del conducto utriculosacular y se dirige hacia atrás y arriba atravesando el acueducto vestibular para desembocar en un fondo de saco que se llama saco endolinfático, que es bolsa epidural en donde se reabsorbe la endolinfa, ubicada junto a la cara posterior de la porción petrosa, es decir, en el hueso temporal del cráneo, donde entra en contacto con la duramadre. En otro sentido, el saco endolinfático es una cavidad llena de líquido conectada al resto del oído interno por un conducto endolinfático por el cual circula la endolinfa.
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