El canal semicircular horizontal derecho se desplazaría hacia la derecha, mientras la endolinfa quedaría fija chocando contra la cúpula que se flexiona hacia el utrículo (corriente ampulípeta). La cúpula y la endolinfa ocasionan un movimiento de sentido relativo contrario al giro de la cabeza, desplazando los estereocilios hacia el quinocilio, que está más próximo al utrículo, originando una despolarización. De esta manera, la cúpula junto con la endolinfa, funciona como un acoplador entre la aceleración angular de la cabeza y las células sensoriales.
Por el contrario, en el lado izquierdo, el mismo movimiento, hace que la endolinfa choque contra la cúpula, desplazándola en sentido opuesto (corriente ampulífega), generando una hiperporalización. Cuando cesa la aceleración y la velocidad se hace constante, la endolinfa adquiere la misma velocidad que el canal semicircular, gracias a la fricción entre ambos. Al ir adquiriendo la endolinfa igual velocidad que el canal, la cúpula va paulatinamente situándose en la posición de reposo.
Por otro lado, cuando se produce una desaceleración, la endolinfa mantiene la fuerza de inercia se mueve en sentido contrario a la desaceleración. El proceso de flexión y deflexion de los estereocilios hacia y desde el quinocilio sigue un proceso similar al experimentado en las células ciliadas de las máculas otolíticas.
En resumen, cuando una persona mueve la cabeza, los conductos semicirculares y las células ciliadas se mueven junto con ésta. La endolinfa dentro de la ampolla, sin embargo, permanece estática. A medida que las células ciliadas en movimiento arrastran la endolinfa, los haces de cilios se inclinan. La inclinación de los cilios produce potenciales receptores. En respuesta, los potenciales receptores originan impulsos nerviosos que se transmiten a través del ramo vestibular del nervio vestibulococlear (VIII).
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